En la sesión del lunes, Chema, en un alarde de habilidades literarias, no nos ha hablado explícitamente de virtudes y valores, sino que nos ha hablado del queso, como metáfora. A partir de todo lo que hemos escuchado acerca de este alimento, hemos sido nosotros, los colegiales, los que hemos tenido que poner a prueba nuestro intelecto y extraer una serie de lecciones. A continuación, enumeramos unas cuantas de ellas, las cuales se complementan las unas a las otras:
«Hay varias estrategias para conseguir queso»: todos tenemos una manera de hacer las cosas, que puede ser más o menos efectiva. Pero esto no es el quid de la cuestión, a lo que hay que darle mayor importancia es a la circunstancia en la que usamos dicha estrategia. Tenemos que observar el entorno, constantemente cambiante, y adaptar a él nuestro modus operandi. Si no hacemos esto, cuando dejemos de ser efectivos, es muy fácil caer en la autocomplacencia, y mentirnos a nosotros mismos, sin nunca llegar a cambiar.
- «Huele el queso con frecuencia para que sepas cuando se está poniendo viejo»: en este sentido, todos nosotros podemos tener una virtud: unos somos simpáticos, otros inteligentes y otros graciosos, propiedades que nos pueden facilitar ciertas cosas en la vida. Sin embargo, no debemos dormirnos, no podemos conformarnos con ellas, ya que poco a poco estas virtudes pueden deteriorarse, o podemos descuidar otros aspectos de nuestra vida. Tenemos que estar en constante autovigilancia, analizándonos y conociéndonos a nosotros mismos, para cambiar todo aquello que no sea provechoso para nosotros. Debemos estar alerta para poder reaccionar cuando surjan contrariedades.
- «Sé como los ratones, piensa en el ahora»: con esto, no se hace ninguna apología del hedonismo. Tan solo nos advierte de la complejidad de las mentes humanas, que muchas veces se pueden ahogar en pensamientos innecesarios. Esto nos sucede especialmente en la actualidad, que siempre estamos lamentándonos, pensando en lo bueno que fue el pasado o por lo peligroso que puede ser el futuro. Al final, estos dos sentimientos, la nostalgia el miedo, lo que hacen es paralizarnos, e impedir que logremos nuestras metas. Es necesario salir de nuestra zona de confort y buscar lo que queremos.
- «Uno no es feliz tan solo teniendo queso, sino con lo que hay en tu interior»: en cierto modo, no todo el mundo puede decidirlas riquezas o los bienes que tiene. Algunos pueden tener una vida ostentosa, y otros más humilde. Sin embargo, ninguno de estos dos tipos de vida repercuten directamente sobre la felicidad de uno. Lo que realmente determina si uno es feliz o no, es su actitud: cómo valora lo que tiene y qué hace con ello.
Así, José María, además de dejarnos unas valiosas lecciones, nos ha puesto a prueba. Nos ha hecho ser los propios dueños de nuestro aprendizaje, al más puro estilo mayéutica, teniendo que descifrar sus alusiones gastronómicas, implicándonos en este PEP más que nunca y animándonos a tejer nuestros propios principios, y estar siempre alerta, revisándonos, ya que, la vida, a diferencia del queso, no nos la ponen en bandeja.
Autor: Pablo Cortina
Veterano del Colegio Mayor
¿QUIÉN SE LLEVÓ MIS SUEÑOS?