Enrique García-Máiquez
«Tú eres el duque de Norfolk»
¿Es la aristocracia un grupo social rancio que, en aras de la igualdad social, ya no tiene razón de ser? A lo mejor, visto así, muchos de los que lean estas líneas en pleno 2023 pueden pensar que sí, que estamos en una sociedad moderna en la que el hecho de que existan clases sociales no está justificado.
Sin embargo, el pasado jueves 27 de abril de 2023, Enrique García-Máiquez vino al colegio mayor Santillana, en el marco del ciclo de conferencias de desarrollo personal de nuestro programa Héroe® —un concepto muy aristocrático como veremos más adelante— para hablar sobre estas cuestiones, pero, sobre todo y según sus propias palabras, a «convencernos de que por nuestras venas corre sangre azul y tenemos que comportaros conforme a ello».
Lo primero que hizo Enrique fue reconocer que hablar de aristocracia es un poco extraño en una sociedad, como la actual, enormemente «igualadora». Mucho más si lo acompañamos de conceptos que, en el presente, tienen una connotación negativa: honor, palabra, deber…
Sin embargo, y partiendo de la premisa de la igualdad, no podemos perder el horizonte personal de aspirar a más y tener ideales grandes en los que reflejarse. Y es en este punto en el que Enrique profundizó y desarrolló su intervención.
Porque, en una sociedad en la que «la clase trabajadora no tiene trabajo, la clase media no tiene medios y la clase alta no tiene clase» conseguimos, en lugar de aspirar a la excelencia, igualar a la sociedad por abajo, desde una perspectiva de mediocridad. Y eso no es bueno, ya que una democracia igualitaria funciona si existe una doble tensión: la que supone que todos somos iguales (en lo fundamental, por supuesto), y la que nos permite aspirar a ser mejores que otros gracias al esfuerzo y a los méritos de cada cual.
Enrique nos invitó a no confundir el «nadie es más que nadie» (concepto muy buenista pero irreal ya que «alguien es más que otro si hace más») con «nadie es menos que nadie», mucho más acertado para establecer una base social que evite desigualdades. De esta manera, Enrique defendió la constitución mixta como el mejor sistema de organización social: el que reúne monarquía, democracia y aristocracia.
Pero la aristocracia no es una clase social, sino una manera de ser, una forma de actuar y de entender la vida y el mundo. Y para que lo comprendiéramos, dedicó la segunda parte de su intervención.
Un caballero no se enfrenta al débil, lo defiende; igual que no miente o no concibe la corrupción. Y esto es fruto de su esquema ético y moral, compuesto por virtudes que han evolucionado a lo largo de la historia, adaptándose a los tiempos.
Y es que la aristocracia realmente es, según Aristóteles, «virtud y riquezas antiguas» que nos ayudan a alcanzar la nobleza de espíritu, que como bien refleja Dante en boca de Ulises en su paso por el infierno (La Divina Comedia), es lo siguiente:
«Considerad nuestra estirpe y nacimiento, (1)
para vivir cual bestias no se os hizo, (2)
sino para seguir virtud y conocimiento». (3)
- Debo conocer qué virtudes he heredado yo de mi padre/madre/abuelo. Y como soy un caballero, qué mejor manera de hacer honor a esa herencia que aceptarla y actuar de acuerdo con ella.
- Un aristócrata sabe que como se descuide puede vivir como una bestia. Por lo tanto, debo ser capaz de sacar lo mejor de mí, siendo consciente de que puedo dar lo peor.
- Un noble de espíritu debe tener un empeño, es decir, tener un modelo (un marco de referencia) y seguirlo sin abandonarse.
¿Qué virtudes debemos trabajar y vivir? Enrique nos animó a apostar por las grandes, no por las pequeñas: «Ser magnánimos, no ahorrativos. Ser valientes, no prudentes. Ser ambiciosos, no humildes…», y sobre todo, agradecidos y sinceros.
Teniendo claro que «no hay mayor aristocracia posible que ser hijos de Dios», Enrique nos habló de la evolución hasta nuestros días siendo distintas las virtudes más valoradas en cada época:
- Alta edad media: Ser capaz de defender su derecho.
- Baja edad media: Ser gentil, tener una buena educación, enamorarse bien de una gran dama, ser fiel y tener buenas maneras.
- Ilustración: Ser una persona culta.
- Actualidad: La democracia nos ha hecho pueblo soberano y, por eso, tenemos la «obligación» de hacer honor a nuestra nobleza y aspirar a los más altos estándares virtuosos.
Aunque actualmente el relato es más atractivo si lo vestimos con historias épicas de caballeros Jedi o de la Tierra Media (en lugar del tradicional hidalgo o caballero), Enrique nos animó a no tener miedo a que nos miren como unos bichos raros si nos desmarcamos de la corriente social actual, ya que el peaje que tiene que pagar un Héroe® (y hay múltiples ejemplos a lo largo de la Historia) es que se rían de él.
Debido a eso, Enrique, no podemos hacer otra cosa que agradecerte la visión que nos diste, ya que nos embriagaste de ilusión por aspirar a los más altos ideales, llenarnos de grandes virtudes y, siendo conscientes de que somos capaces de lo peor, no descuidarnos para tener un ideal de vida que nos lleve a dar lo mejor de nosotros mismos y hacer honor a nuestro legado de Héroes®.
Héctor Trinidad
Colegio Mayor Santillana
@HectorTrinidadQ
Enrique García-Máiquez
«Tú eres el duque de Norfolk»
Poeta
27 de abril de 2023
Sesión a las 21 h
COLEGIO MAYOR SANTILLANA
C/MARBELLA 60, 28034, MADRID
Programa de excelencia personal HÉROE ®